Hoy es 10 de septiembre
del 2050 y empezamos un nuevo curso en el colegio. Hoy ha sido el primer día de
clase y los niños estaban un poco revoltosos. Aún recuerdo los primeros días de
clase cuando iba yo al colegio, ¡cómo han cambiado! Los niños de ahora no saben
lo que es tener que comprar días antes todos los materiales que pedía el
colegio, no conocen el olor a libro nuevo o la ilusión que suponía estrenar
bolígrafos, lapiceros o borrador nuevo, aunque tres días después te faltasen la
mitad de las cosas. Ahora ya no es como antes, la educación ha cambiado.
Hoy cada niño ha traído
su tablet, pero no se notaba mucho entusiasmo por utilizarlas, me imagino que
habrán estado utilizándolas todo el verano… ¡Ay, lo que hubiésemos dado los de
mi generación por tener, al menos, una tablet en la clase!
A pesar de ello, han
llegado bastante contentos pues les ha parecido divertida la nueva forma de
acceder al colegio mediante la huella digital, ¡Adiós a pasar lista cada día en
clase! Esa maquinita reconoce la huella de cada alumno y queda registrado.
El día de hoy lo hemos
dedicado a repasar y a trabajar algún cuento. Para ello hemos utilizado la
nueva pizarra interactiva que es capaz reconocer nuestros movimientos y las
mesas interactivas que son parecidas a una tablet, y con ellas se puede
trabajar cualquier materia. En la hora de lectura, el robot de clase nos ha leído
un cuento muy gracioso y gracias a los proyectores de clase hemos simulado que
realmente estábamos en una selva, tal y como contaba el cuento, los niños han
disfrutado mucho.
A pesar de que añoro el
uso de libros, de cuadernos y otros materiales, en clase ahora tenemos muchísimo
espacio libre, ya que no tenemos que almacenar nada, y podemos llevar a cabo
unas clases bastante activas y dinámicas, ya que nuestro alumnado de hoy en día
debe estar continuamente estimulado.