Es
difícil de imaginar cómo sería la educación en el futuro, vivimos en una
sociedad muy cambiante y la educación también cambia con la sociedad a pasos
agigantados, pero realmente ¿Cambiamos a mejor? Para mirar al futuro primero
hay que aprender del pasado y realmente ¿Ha cambiado mucho los aspectos
metodológicos y pedagógicos en la forma de enseñar desde el pasado siglo?
Muchas han sido las investigaciones sobre la educación y sobre todo, ha habido un
especial interés por la comunidad científica en entender cómo funciona nuestro
cerebro, como aprende. Los estudios empíricos sobre educación han demostrado
que para que una persona aprenda debe estar motivado, y cada niño es un
universo distinto con su personalidad, interés, motivaciones…
Por
ello, parece no tener mucho sentido
seguir utilizando una metodología tradicional y única para todo el alumno, en
una clase tan heterogénea… Entonces ¿Por qué seguimos enseñando igual que hace
30 años? Recuerdo con ilusión la
realización de mis prácticas en el 3º curso de universidad, tenía ganas de tener
un contacto real con el día a día en el aula y en el centro, mi sorpresa fue
ver que no había cambio nada, todo seguía igual que hacía unos años cuando yo
iba al colegio… digamos que fue un choque muy brusco con la realidad educativa.
Por
lo dicho anteriormente, tengo una visión futurista de la educación que para mí
no es utópica sino realista y necesaria. Las tecnologías serán nuestras
aliadas, en el futuro, pero no
sustituirán a las personas, sino que seremos los docentes y toda la comunidad
educativa en general quien las domine y sepa cómo utilizarlas en cada ocasión
para facilitar el aprendizaje de nuestro alumnado.
En
el futuro ya estaremos acostumbrados a vivir inmersos en una sociedad del
conocimiento abierto y online. No dejaremos que se cumpla la teoría de que la
tecnología sobrepase a la humanidad y el mundo solo tenga una generación de
idiotas como pensaba Albert Einstein. Las nuevas generaciones estarán formadas
en la tecnología y en el uso adecuado de estas y no cometerán los errores de
las generaciones del pasado que prefieran publicar su vida por las redes
sociales, una vida de cara a los demás, a los me gustas, antes que disfrutar su
vida sin filtros. Así como que tendrán más conversaciones en persona y no a
través de una pantalla, porque el pasado esta para aprender de él y los abuelos
le contaran a sus nietos, todo lo que se perdieron por dejar que las tecnologías
dominaran su vida personal y sentimental.
Por
ello, aunque la revolución tecnología será mayor, las personas estarán
preparadas para ello, por mucho avance tecnológico que haya en el futuro no
sobrepasará jamás la mente y el corazón de una persona, porque las tecnologías
estarán a nuestro servicio y no nosotros al suyo, ni mucho menos seremos
esclavos de ellas como pasaba en el pasado.
En
la educación del futuro, los aprendizajes prácticos superaran a los teóricos
porque las personas aprendemos haciendo, porque viviremos en una sociedad en la
que en el mercado laboral, no se demande tanto a personas súper cualificadas
como pasaba en el pasado que para
trabajar tenías que tener x carreras, cursos, máster, idiomas… y aparte unos
cuantos años de experiencia, y al final acabar trabajando en McDonald, para
poder seguir pagándote una formación. Sino que se necesitaran a personas que
realmente sepan poner ese conocimiento en práctica y demostrar que son válidos
para ese puesto de trabajo a través de la propia práctica, un currículo no será
suficiente ni válido para acceder a un puesto de trabajo, ya que, también ha
quedado demostrado que la calificación de un examen teórico no mide tu
inteligencia ni lo que eres capaz de hacer, es más muchos de los conocimientos
que se aprenden se olvidan poco tiempo después.
Por
esta razón, la educación del futuro no perderá el tiempo en memorizar cosas que
los alumnos olvidaran, sino que se preocupara de proporcionarles los saberes
básicos para abrirles las puertas del conocimiento, empoderando al alumnado ofreciéndoles
todas las herramientas y recursos posibles
para su formación, compensando la igualdad de oportunidades, una educación de
equidad, ya que todas las personas tendrán acceso a los mismos recursos y
conocimientos.
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